La escuela de Atenas es una de las obras más relevantes del artista Rafael Sazio por encargo del papa Julio II. La pintura se encuentra en el segundo piso del Palacio Vaticano, en una sala llamada Stanza della Signatura, una de las más importantes, donde se encomiendan las audiencias pontificas.
Creo oportuno explicar la ubicación de dicha obra para ensalzar aun más la importancia y la magnitud del contenido conceptual.
Julio II pretendía enarbolar a través, de la traza de Rafael, la armonía entre la filosofía, los clásicos y el Cristianismo. Esto es debido a que en la misma sala se encuentra La escuela de Atenas y La Disputa del Sacramento.
En la pintura podemos observar la representación de varios filósofos clásicos, en especial griegos, dentro de una bóveda, que simula un templo clásico, aunque ni de época griega, ni romana. La pintura de este templo hace parecer que la sala sea incluso más grande, con más fondo y voluptuosidad. A ambos lados del templo clásico podemos ver dos hornacinas que contienen estatuas griegas, una de ellas es Atenea y la otras se trata del dios de la música y la poesía, Apolo.
En el centro de la pintura aparecen Platón, con barbas, ya anciano, sosteniendo el timeo y señalando el cielo, con su idea de abarcar el cosmos, y a su lado, en el apogeo de su vida, Aristóteles quien sostiene la ética y señala la tierra, ya que su filosofía estudia la naturaleza y el hombre mediante la racionalidad. Siendo esto el centro de la pintura, podemos observar a sus costados, grupos, numerosos o no tan numerosos, de filósofos, tanto griegos, árabes…
Podemos observar personajes varios como Sócrates, Diógenes estirado en el suelo, los escritores Epicuro, Aristipo y Pitágoras, escribiendo, tras él, con turbante Averroes , Arquímedes, Tolomeo con una bola, Zoroastro, Heráclito apoyado sobre un codo, Euclides, con sus discípulos.
Como último punto interesante a comentar, he de decir que Rafael se atrevió a poner caras a los personajes de artistas contemporáneos, así Platón, por ejemplo, no es más que Leonardo Da Vinci, Heráclito es Miguel Ángel, Euclides se trata de Bramante… Y también aparecen artistas de la época como Francisco María delle Rovere o el mismo Rafael ataviado con un bonete negro, junto a Tolomeo.
Tras mi explicación, queda poco que decir sobre porque la escogí, puesto a que los hechos afloran por si solos: se trata de una espectacular pintura que contiene fachendosas visiones y distintos pensamientos de la época, así como el retorno a los clásicos. ¡Es una pasada! Y esto no ha sido más que una puntillada a lo que verdaderamente expresa esta obra artística, de la que podéis encontrar fácilmente inmensidad de información.
RAFAEL SANZIO