dilluns, 27 d’octubre del 2008

El primer caballero



Como película Artúrica deja mucho que desear, es decir, podría tratarse de un rey cualquiera, una dama cualquiera y un caballero cualquiera, sin embargo, estos son Arturo, Ginebra y Lanzarote respectivamente, algo que, de entrada, hace que la película pierda su entretenimiento histórico.

No entraré en críticas cinematográficas, pues no acabaría: el excesivo modernismo de algunas escenas, la penosa interpretación de Richard Gere, bueno, a lo que nos tiene acostumbrados…Me sorprende que una película como esta sea posterior –diez años- a la famosa película “Excalibur”, podríamos decir que: “el hombre no aprende de sus errores”

Sin embargo, no todos son críticas malas sobre la peli, pues podemos encontrar varios puntos en que ameniza nuestra histórica visita a la edad media: Nos topamos con varios duelos de espadas en que el honor se sobrepone a la vida. También aparece una escena en que el bosque era el lugar más propio para los rufianes y ladrones, asaltando de esta manera a las personas que cruzaban sus caminos. Vemos la jerarquización de la época. El castillo en que gobernaba el rey y la periferia donde residía el populacho. La declaración como caballero que hace Arturo a Lanzarote. Nos deleita también con bellos diálogos de la época y con una música muy adecuada. Podemos observar las vestimentas de los aldeanos, así como las de los soldados y también sus armas- claro está que, en las películas, estos, y cuando digo “estos” me refiero a los protagonistas, poseen espadas con hojas que cortarían un pescuezo limpiamente-

Otra de las visiones favorables de la película, es la relación entre la dama y el rey, una relación de vasallaje –dentro del amor peliculero, por supuesto-
Básicamente, lo que más en claro podemos extraer es el valor que demuestran los personajes, la traición, la pasión y el honor, que muchas veces regía la vida de los caballeros.

Pero, sinceramente, es una película de “voy a verla por las palomitas” con muchas erratas y una historia poco emocionante, vamos, una película comercial que no enseña demasiado.

1 comentari:

Francisco Sánchez ha dit...

Esta frescura tuya, esta gracia con el verbo la quiero también en la exposición oral. ¡Entendido!